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El empleo del Plasma Rico en Plaquetas (PRP) como tratamiento del daño tisular ha cobrado importancia en los últimos años en el campo de la medicina regenerativa, presentándose como una técnica poco invasiva y de fácil realización.
Sin embargo, a pesar de haberse estudiado mayormente por sus efectos regenerativos, también se ha observado que previene la aparición de infecciones, lo que sugiere que el PRP presentaría además propiedades antimicrobianas.
El PRP se puede definir como la fracción líquida (plasma) que resulta del procesamiento de la sangre periférica, pero que cuenta con una concentración de plaquetas mayor a la presente en el plasma circulante.
En la regeneración tisular, las plaquetas juegan un papel fundamental, pues migran al tejido dañado y liberan citoquinas y otras moléculas que atraen a ciertas poblaciones celulares a la zona dañada, reparándola.
Sin embargo, en el caso de una infección, las plaquetas (PRP) no sólo contribuyen a la extravasación de células implicadas en la eliminación del tejido infeccioso, sino que también permiten que ese tejido se regenere tras el daño causado.
Existen distintos métodos para obtener PRP a partir de una muestra sanguínea. Uno de estos métodos es el método clásico, que se basa en dos centrifugaciones secuenciales, denominadas centrifugación de separación y centrifugación de concentración.
Más en detalle, este método consiste en tomar una muestra de sangre total en un tubo sin anticoagulante, y centrifugarla a 160G durante 10 minutos.
Resultado de esta centrifugación, se separan los eritrocitos del resto de la muestra (plasma, leucocitos y plaquetas). Luego, se realiza otra centrifugación a 250G durante 15 minutos, que permite concentrar grandes cantidades de plaquetas en un volumen pequeño de plasma (PRP).
Además, en las ocasiones en las que se requiera, el PRP puede activarse empleando distintos componentes, como la trombina, lo que daría lugar a la formación de un gel PRP. Finalmente, el PRP sin activar o el gel PRP se inyectarían en la zona infectada.
Además de su amplio uso en el campo de la medicina regenerativa, el PRP ha demostrado su utilidad en el tratamiento de infecciones. Para la obtención del PRP, sólo se requieren dos sencillos pasos de centrifugación. Sin embargo, es importante destacar que la aparente sencillez de estos procesos transmite de manera errónea la posibilidad de que el rendimiento de la técnica no se vea afectado por el proceso de centrifugación. Nada más alejado de la realidad, el máximo rendimiento tan solo se obtendrá con aquellos equipos que han sido validados y, en los que los parámetros de funcionamiento, más allá de R.P.M., F.C.R. y tiempo, han sido calculados para estos procesos.
Nuestra centrífuga Plasma 22 ha sido desarrollada en conjunto con referentes en el desarrollo de estas técnicas y cuenta con la aprobación para el desarrollo de las mismas.
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